La Lavanda es un arbusto de carácter leñoso con flores llamativas y aromáticas, el cual es muy bonito para decoración, así como sus flores y hojas se emplean en aromaterapia, cosmética e incluso gastronomía, debido a la gran cantidad de propiedades beneficiosas que tiene para nuestra salud. Si a ti también te gusta esta planta y quieres tenerla en casa para aprovecharte de ella, aquí te explicamos todo sobre cómo cultivar lavanda, desde el inicio hasta los cuidados finales.
Reproducir lavanda. Cómo hacer plantas de lavanda
Lo primero que debes saber es que se puede hacer una planta de lavanda en maceta o jardín con esquejes o con semillas. Según el método de propagación de lavanda que elijas, los momentos apropiados para comenzar difieren. A continuación, te explicamos cada uno por separado.
Cómo hacer un esqueje de lavanda
Con este método estamos clonando la planta, es decir el esqueje de lavanda reproducirá exactamente las características de la planta madre. Mediante el sembrado de lavanda por esquejes, tendremos, en poco tiempo, una buena cantidad de plántulas. Se trata del método más exitoso para hacer una planta de lavanda.
La Lavanda puede reproducirse por esquejes durante todo el año, en verano y otoño se usan esquejes semileñosos, en invierno se reproducen los leñosos, y en primavera los esquejes más tiernos.
A la hora de hacer esquejes de lavanda, debemos procurar hacerlo en un momento de clima templado, que es al que esta planta está mejor adaptada. Así, lo mejor es hacerlo cuando las temperaturas no sean muy altas ni muy bajas. En la mayoría de climas, esto ocurre en los inicios del otoño y de la primavera. Sin embargo, si vives en una zona de clima tropical muy constante, puedes hacerlo durante prácticamente todo el año.
Para sembrar lavanda por esquejes vas a necesitar:
- Una planta de lavanda
- Tijeras o cuchillo bien afilado
- Enraizante líquido
- Una maceta
- Tierra o sustrato
- Pulverizador con agua
- Film transparente
Y estos son los pasos para reproducir lavanda por esquejes:
- Desinfecta las tijeras o cuchillo con el que vayas a cortar la lavanda. Este es un paso muy necesario siempre que se trabaja con poda o esquejes, ya que, si no tienes cuidado, podrías transmitir a la planta enfermedades y extenderlas a otras más adelante.
- Haz los esquejes. Realiza los cortes de forma limpia, eligiendo ramas leñosas que cuenten con una buena cantidad de ramas secundarias. Las ramas no deben tener más de 7 a 10 centímetros de largo. Corta las ramas secundarias cerca de su nacimiento, solo unos centímetros a lo largo de la rama principal, pero procurando no dañarla. Estos cortes, cuando queden enterrados, ayudarán al esqueje a formar raíces con más facilidad. Si el esqueje cuenta con ramitas secundarias de muy pequeño tamaño y aún verdes, retíralas con las manos. Retira también todas las hojas que haya por debajo de los 5 primeros centímetros, tirando hacia fuera con un movimiento seco o usando el cuchillo.
- Sumerge los esquejes de lavanda en el enraizante durante aproximadamente una hora.
- Prepara la maceta. Lo ideal es utilizar macetas de barro de unos 10 cm de diámetro, aunque las de plástico también pueden servir. En cualquier caso, es muy importante que el recipiente cuente con agujeros de drenaje, si no los tiene deberás hacérselos tú mismo.
- Llena la maceta con sustrato para los esquejes. Aquí lo mejor es preparar tu propia mezcla especial para los esquejes. Para ello, utiliza una parte de fibra de coco, una de turba y una de arena, teniendo en cuenta que estén limpias, es decir, que no fueron usadas con otras plantas previamente.
- Planta los esquejes de lavanda. Haz un agujero en el sustrato de la maceta con un bolígrafo o con el propio dedo y entierra los esquejes de lavanda hasta la base de las hojas y presiona un poco el sustrato hacia abajo.
- Riega los esquejes con el pulverizador con abundancia, pero sin encharcar. Para ayudar a los esquejes a crecer en un ambiente más estable, puedes cubrir la maceta con un plástico, que hará de invernadero, pero deberás levantarlo de cuando en cuando para evitar moho.
- Coloca los esquejes en un lugar luminoso. En unas 4 o 6 semanas, tus esquejes de lavanda habrán echado raíces y estarán listos para ser plantados en su ubicación definitiva, como veremos en el siguiente apartado.
Reproducir lavanda por semillas
La propagación de lavanda con semillas parece fácil, pero las posibilidades de éxito son menores que mediante esquejes. Además, esto es aún más difícil con semillas auto recolectadas, ya que estas deben estratificarse antes.
Para hacer lavanda con semillas, primero deber ver cómo sacar semillas de lavanda a una planta o dónde conseguir semillas de lavanda a la venta.
Con respecto a cuándo plantar semillas de lavanda, es recomendable realizar la siembra en primavera, aunque en zonas templadas donde los inviernos y veranos no son rigurosos, la podemos sembrar prácticamente durante todo el año.
Y para sembrar o plantar semillas de lavanda, debes seguir los siguientes pasos:
- Prepara el sustrato. Puedes hacer tú mismo una mezcla con humus de lombriz, turba y fibra de coco a partes iguales, a la que puedes añadir algo de perlita.
- La noche anterior a la siembra de las semillas, riega el sustrato para humedecerlo.
- Siembra las semillas de lavanda por la mañana. Entiérralas aproximadamente a 1cm de profundidad y, si pones varias de ellas en la misma maceta, respeta alrededor de 3cm de separación entre ellas.
- Mantén el recipiente en alguna ubicación cálida, con una temperatura estable de alrededor de 20ºC, y riégalas cada mañana en pequeñas cantidades, procurando no encharcar nunca el sustrato.
- Cuando las semillas germinen, entre 15 y 40 días después, traslada el recipiente a algún lugar donde las plántulas o pequeñas plantas reciban luz solar directa, aunque de intensidad moderada.
La lavanda puede germinar en tan solo 2 semanas, pero también puede tardar mucho más. Si sembraste las semillas a principios de febrero, puedes esperar la primera floración en el mismo año.
Cómo cultivar lavanda en casa
A continuación, te explicamos cómo se cultiva la planta de lavanda que has obtenido en el paso anterior, mediante esquejes o semillas.
Antes de nada, indicar que se puede cultivar lavanda tanto en exterior (jardín o campo) como cultivar lavanda en maceta en el interior, ya que es una planta muy poco exigente y que puede adaptarse a casi todo tipo de condiciones.
En cuanto a cuál es la mejor época para plantar lavanda, esto dependerá del clima local, pero, en general, se recomienda hacerlo en otoño o a principios de primavera, ya que, si la plantamos en verano, mantener un equilibrio adecuado entre el riego y la sequedad necesarios resulta complicado.
La lavanda prefiere climas templados donde los inviernos ni los veranos sean excesivamente rigurosos. Se desarrolla bajo amplias condiciones climáticas y de terrenos, aunque es esencial que el suelo no sea muy ácido y que exista abundante sol. Además, no soporta la humedad excesiva. Por eso, necesita ser plantada en un lugar que reúna las condiciones necesarias y óptimas para ella.
El suelo en el que debemos plantar nuestra lavanda debe ser ligero y estar bien drenado (arenoso), y debe contener un poco de compost, humus de lombriz o abono natural. Asimismo, es importante que tenga un pH algo elevado o básico, por lo que, si es ácido, deberemos de corregirlo con cal, piedra caliza o con un sustrato específico.
Si queremos cultivar lavanda en el exterior, también necesitamos que el terreno esté al sol. En el caso de cultivar lavanda en maceta en casa, ésta deberá de ser una maceta grande, con espacio suficiente para que la planta pueda expandir sus raíces, de unos 30-40 cm de diámetro, y de material poroso como terracota o barro sin pintar. Además, es importante que tenga orificios de drenaje en la base.
En ambos casos, para cultivar lavanda debes hacer lo siguiente:
- Prepara el sustrato dejándolo limpio de ramas y piedras, removido, aireado y sin terrones grandes. Fíjate en si el terreno drena adecuadamente cuando llueve o riegas, si lo hace es adecuado para plantar la lavanda, pero si no lo hace, mejor busca otra ubicación.
- Extrae la lavanda de la maceta y suelta un poco la tierra de las raíces para que pueda adaptarse al nuevo terreno. También se pueden romper un poco la parte de abajo de las raíces para favorecer que salgan nuevas.
- Haz un agujero en el suelo de un tamaño un poco mayor al de la base de la maceta y lo bastante profundo para albergar el grueso de las raíces.
- Coloca la planta de lavanda en el agujero, con cuidado de poner las raíces bien.
- Cubre con tierra de nuevo el agujero y la base de la planta. A esta tierra le puedes añadir algo de arena para mejorar la textura del suelo.
- Riega abundantemente, usando fertilizante en el primero de los riegos tras el trasplante y en los siguientes riegos solo agua.
Cómo cuidar lavanda planta
Ahora que ya está plantada y regada, te explicamos cómo se cuida la planta de lavanda en maceta o en campo, para mantenerla vigorosa y sana y que tú puedes beneficiarte de ella. En realidad, verás que la lavanda no es muy exigente en sus cuidados.
Así pues, para continuar con el cultivo de la lavanda deberás prestar atención a los siguientes cuidados de lavanda en maceta o lavanda planta cuidados en exterior:
– Condiciones de luz:
El primer aspecto para cuidar planta lavanda es proporcionarle la luz que necesita, la cual es mucha. Para cultivar lavanda en el exterior, necesita estar a pleno sol, por lo que en el interior será necesario que la coloques en una ventana en la que de mucho sol y, para fomentar su crecimiento y floración uniforme, rota semanalmente la maceta de lavanda.
Si no tienes una ventana soleada, puedes proporcionar iluminación adicional para que las plantas no se vuelvan demasiado largas y en forma de huso. Para ello, puedes usar lámparas fluorescentes de alta potencia, fluorescentes compactas o lámparas LED de espectro completo a unos 30 cm por encima de sus plantas.
– Temperatura:
Cuando se cultivan en interior, las lavandas necesitan temperaturas ligeramente diferentes durante la noche que durante el día, y temperaturas más frescas en invierno, en comparación con primavera/verano/otoño, cuando están creciendo activamente. Estas diferencias de temperatura fomentarán la floración y el crecimiento de hojas fuertes y saludables.
Así, desde la primavera hasta mediados de otoño, las temperaturas ideales rondan los 21°C durante el día y los 10-13°C durante la noche. A finales de otoño durante el invierno, las temperaturas deben ser de 15 a 18°C durante el día y de 7 a 10°C por la noche. Una brisa ligera de una ventana abierta durante unas horas cada día será óptima.
– Agua y riego:
La lavanda es originaria del Mediterráneo y le gusta permanecer seca, por tanto, el suelo debe secarse ligeramente entre riegos, pero no debe permitirse que se seque por completo o aparecerá un color amarillento en las hojas.
Lo ideal es un riego regular a la semana, siempre que el sustrato esté seco. Para ello, verifica la humedad del suelo con el dedo cuando se haya secado 1cm superior. En invierno, reduce la frecuencia de riego hasta el momento en que los 5cm superiores del suelo se sequen.
Al regar, hecha suficiente agua para humedecer bien la tierra, luego déjela reposar nuevamente hasta que la tierra esté seca. Evita que el agua caiga sobre las hojas, en su lugar, dirígela al suelo para evitar el crecimiento de hongos y moho.
– Fertilización o abono:
Así como a la lavanda le gusta ser casi ignorada cuando se trata de regar, lo mismo ocurre con la fertilización. En la naturaleza, la lavanda prospera en condiciones de suelo pobres donde muchas otras plantas tendrían dificultades. Por tanto, no es recomendable abonar la lavanda más que en su plantación.
– Poda de la Lavanda:
La lavanda se debe podar después de la primera floración y luego nuevamente en el otoño antes de que el crecimiento disminuya durante el invierno.
Para podar la lavanda, retira hasta dos tercios de la planta hasta aproximadamente los dos juegos de hojas inferiores de los tallos, teniendo cuidado de no cortar la parte leñosa de la planta.
Esta misma tarea la realizaremos en aquellas lavandas que estén dispuestas creando un cierre o bordura, con una pequeña diferencia: además de podarla en altura, tendremos que hacerlo en contorno (con vistas a darle la forma que queramos, y que todo el cierre siga una misma línea estética).
Por otro lado, la recolección de flores de lavanda está recomendada a partir de la segunda floración del arbusto o mata. Para recoger flores de lavanda, córtalas con tijeras afiladas a principios de la primavera, tan pronto como se abran. Reúne los tallos en un puñado y córtalos unos 5cm por encima del crecimiento leñoso en la base de la planta.
– Problemas de plagas y enfermedades:
La lavanda generalmente se considera más resistente que muchas otras plantas perennes, pero, aun así, es víctima de varios problemas de insectos y enfermedades, por lo que es recomendable monitorear a menudo las plantas para detectar problemas temprano y tratarlos antes de que el daño sea mayor.
Entre las plagas que pueden afectar a la lavanda destacan los pulgones, las moscas blancas y las chinches (saliva); y entre las enfermedades, la pudrición de la raíz, el virus del mosaico de la alfalfa y el shab.
Finalmente, esperamos que esta guía para cultivar lavanda os haya resultado útil y/o interesante. Si necesitáis ampliar la información o algún detalle concreto, podéis comprar esta guía para el cultivo de lavanda, así como si lo veis necesario, también podéis adquirir kits de cultivo de lavanda o dispositivos para ayudar con el enraizamiento de los esquejes. Asimismo, también podéis comprar una planta de lavanda para la obtención de semillas o esquejes, si no disponéis de una, o una planta de lavanda en maceta si no queréis realizar vosotros mismos el cultivo.